miércoles, 8 de septiembre de 2010

Despidiéndome, despidiéndote.

Siempre lo he dicho y siempre lo seguiré diciendo, odio las despedidas. Son como el momento en el que sientes que te alejarás de una persona que realmente te importa por poco tiempo, mucho tiempo o hasta nunca. No sabes las vueltas de la vida y no sabes si volverás a ver a esta persona, entonces tratas de abrazarla y disfrutar de su compaía mientras todavía sigue contigo, ya sabes, antes de que se vaya. Duele tanto ser el que despide que ser al que despiden, lo digo por experiencia propia, ahora lo sé...

Desde temprano he dado muchas vueltas. Fui con papi a la casa de mi abuela para despedirme de ella; es increíble lo satisfactorio que es despedirse de alguien cuyo corazón es posiblemente uno de los más puros que conoces. Hablamos tanto, fuimos tan sinceros y nos deseamos las mejores de las suertes. Ella es una mujer tan carismática y extrovertida, de quién estoy orgulloso ser nieto. :) Ayy abuelita Merce. ♥
Dieron 2:30 p.m  y Gloriela me llamó para ir al centro a buscar una blusa para ella. :P La encontré en la parada y antes de ir al centro fuimos al Liceo San Carlos, mi colegio desde...siempre. Lo miré por última vez mientras recorría sus pasillos tomando fotos como si de un turista se tratara. Quería despedirme de la profesora que me ayudó tanto con el proceso del "congelamiento de notas", Catalina, pero no estaba... Espero que la profesora Pilar le diga "adiós" de mi parte, porque no tuve la oportunidad de decírselo personalmente, aún si lo traté. :S

Fuimos después a la casa de mi otra abuela, "Yaya." Ella es un poco más callada que Merce, pero sencillamente es una de las personas más lindas y tiernas del mundo. Tanta inocencia y sonrisas bellas en una sola persona. Guardo tantos recuerdos con ella, pues la visitaba mucho cuando estába en mi niñez. Recuerdos inolvidables que con gusto me llevaré a Italia. Ayy abuelita Yaya. ♥

Ya se escuchaban las primeras gotas de lluvia y Gloriela y yo pasamos por mi casa para traer mi cámara y mi sombrilla. Salimos y cayó el "aguacero" del cual era imposible escapar, y parecía no tener un fin aproximado. No nos importó y fuimos a la parada, a esperar el bus para poder alistar todo para la despedida que teníamos planeada.
Pasamos por 648756 tiendas y ninguna era lo suficientemente buena para el difícil gusto de Gloriela. Bueno, en cierto momento tuvimos suerte y encontramos una blusa increíble... Esperen, ¿por qué hablamos de esto? Pasemos a la parte interesante. Terminamos la búsqueda de la blusa y compramos una pizza mediana. Bajamos caminando desde el centro hasta la casa de Gloriela. Con tanta lluviapor supuesto quedamos empapados cuando llegamos. No nos importó y estuvimos ahí esperando a que llegaran las demás.

No mucho tiempo después, llegó Selena, y dos minutos después llegó Vero. Algo sincronizadas, ¿verdad?
Teníamos la película y la pizza, pero faltaba una cosa... ¡Ah sí, Dylanna! La esperamos unos veinte minutos y llegó sana y salva... pero la pizza ya estaba fría, ñee. Pusimos Toy Story 3 y comimos pizza como locos. Toy Story siempre ha tenido un énfasis en la amistad, y en lo mucho que importan y lo tanto que debemos valorarlas... No dejaba de pensar que en esa misma noche estaría despidiéndome de mis amigas, mis increíbles amigas por diez meses...

Terminó la película y con ella hubieron un poco de lágrimas (algo predescible).
Nos recuperamos y hablamos, y hablamos, y hablamos... "Disfrutamos" sería un buen sinónimo. Como siempre hubieron millones de fotos, hasta que llegó el momento de despedirme de la primera de mis amigas esa noche... Salimos de la casa de Gloriela y claro yo la abracé como nunca, y no pude evitar llorar mientras la abrazaba. Ella es fuerte y no lloró (damn Gloriela, ¡dígame su secreto!), o al menos no ahí.  Ayy Gloriela. ♥
Tantos abrazos después nos fuimos, y después de salir del pasadizo que da camino a la casa de Gloriela, seguía Dylanna.
Dylanna es igual que yo, un saco de emociones. Con ella no hubo lágrima que no haya salido de nuestros ojos. Una amiga que tengo desde hace tres años, y que siempre he apreciado desde el momento en que la conocí... wow, fue difícil. Ayy Dylanna. ♥
Bajamos e íbamos directo a la casa de mi abuela otra vez, porque la primera vez no tuve la oportunidad de despedirme de mi abuelo, pero antes de entrar a la casa me despedí de Verónica, pues ella vivía en una entrada diferente. Ella estába como en shock, un estado de ánimo que nunca había visto antes. Un abrazo y sin lágrimas, luego un abrazo fuerte y aparecieron. Es difícil caer en cuenta de que no nos veríamos en tanto tiempo. Ayy Verónica. ♥

Selena y yo entramos al corredor, estában las luces prendidas y estában a punto de ser apagadas. Llegamos en el momento justo, pues estában casi acostados en la cama (si es que no lo estaban). Yaya me abrió la puerta y busqué a mi abuelo, Papín. :) Deseándome buena suerte me dio un buen abrazo y un apretón de manos. "Buenas noches papín, buenas noches Yaya, los amo." ♥

Nos fuimos y seguimos el camino hasta donde estaba mi casa. Decidí ir a dejar a Selena hasta su parada, para aprovechar estar con ella. En todo el camino estuvimos abrazados, llorando y recordándonos lo importante que es el uno para el otro. En la parada fue igual, dejamos pasar un bus para poder seguir hablando. Mucha gente tiene problemas encontrando a su mejor amigo, y yo tuve la suerte de nacer con una. ♥ Te quiero mucho Selena, eres demasiado especial para mí, mi mejor amiga. ♥

Habiéndose montado en el bus, ya me devolvía a mi casa... pero no sin antes pasar por la panadería, la que me alegró el día (y estómago) muchas veces. Ahí trabajan dos muchachas demasiado lindas y pura vida. Siempre que yo iba teníamos tantas habladas. Sus nombres son Carmen (la señora) y Mar (la joven). Nos dimos unos abrazos y no pude contener las lágrimas, de nuevo. En ese momento realmente necesitaba abrazar a alguien, y por suerte ellas no se negaron. :) Doña Carmen me regaló una de las donas que yo siempre compraba cuando iba a la panadería. :D ¡Muchas gracias!

Ahora, son las 11:06 p.m. y estoy escribiendo, esperando y deseando que sean las 2:30 a.m., pues a esta hora partiré hacia el aeropuerto para empezar una nueva experiencia, aunque para lograr esto debo pasar por la prueba más difícil de todas: despedirme de mis padres. Puede que esto sea lo que le rompe el corazón hasta al más fuerte, y con toda razón. ¿Qué haría yo sin mi papá o mi mamá? A los dos los amo tanto, y aún si no sé mostrarlo con frecuencia, realmente los aprecio. Han estado ahí desde que nací y han seguido a mi lado 16 años. Sé que me desboronaré en el aeropuerto despidiéndome de ellos... Aún sabiendo que después de eso, todo estará listo, y todo estará pasando: estaré solo a punto de irme a Italia.

Irse de intercambio es lo mejor que te pueda pasar en la vida, y aún con tantas pruebas nada impedirá el crecimiento que se obtendrá si te vas.
Ahora solo me queda esperar...

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