miércoles, 22 de diciembre de 2010

No un "árbol" cualquiera.

Sé que los ticos siempre hemos sido puntuales cuando se trata de poner el árbol de navidad en nuestras casas, normalmente lo hacemos el primero de diciembre, o  hasta hay quienes lo hacen a finales de noviembre. Esta es una navidad nueva para mí; apartando el hecho que estoy en Italia sin mi verdadera familia, hay muchos detalles que la hacen diferente
.
En Italia es muy extraño que una familia use para navidad un árbol de verdad, por lo cual usan uno de plástico. Un hecho que me desagrada debo decir, extraño el olor de verdadera navidad que me daba el pino, y su montón de ramas que hacía imposible ver el roble. El árbol que pusimos hoy es muy "chingo" (desnudo), con sus ramas terriblemente esparcidas, dejando visible el tronco de plástico que tiene. En fin, esta es una de las cosas que predecía aún en Costa Rica, así que fue un shock muy grande.
Por cierto, todo el árbol lo decoré yo, sin ayuda, sólo yo. Mi mamá estaba muy cansada así que le propuse que lo hiciera yo. Ella agradecida me lo confío. Me ayudaba dándome su opinión y poniéndo la alfombra de pasto debajo de él, aunque la creatividad fue toda mía. No sólo fue mi primera navidad italiana, sino que también fue mi primera decoración navideña. Les cuento que también hice el portalito.


El arbolito lo metimos hoy, tres días antes de que llegara  Babbo Natale, ¿por qué? Bueno, han habido varias razones, todas hijas de la falta de tiempo. Por ejemplo, mi hermano Francesco está en Estados Unidos en este momento, dejó Italia el domingo 19 y regresará el viernes 7 de enero, un día después de la Beffana (una bruja buena que trae dulces a los niños, puede que sea la versión italiana de los reyes magos). Dado el hecho de mi hermano, mi mamá italiana tuvo que pensar mucho en su valija (ya que ella es quien la hace), pero sobretodo, su seguridad. Número dos, ¡tenemos un televisor nuevo! Cuarenta pulgadas, pantalla plana. Regalo del nonno. Claro, hay un defecto: no lo hemos instalado. Debemos llamar al técnico de la familia para que remueva los cables de la televisión vieja y de una vez instalar el nuevo; luego tenemos que ingeniárnosla para ver dónde lo metemos, ya que el mueble es algo pequeño para tremendo animal. En tercer lugar estaba dónde pasaríamos navidad, pero esto es ya un caso resuelto. Aparentemente iremos a una región vecina de Puglia, Basilicata. Iremos a un lugarcito llamado Vietri, que queda bastante cerca de Napoli. Ahí viven unos amigos de la familia, donde nos quedaremos a dormir junto con otros amigos. No seré el único extranjero presente, dado que esta primera familia tiene dos hijos adoptados: Laurinas (11 años, Letonia) y Vladimir (10 años, Rusia).

Los postres son los tamales italianos. Diciembre es sin lugar a dudas el mes del azúcar. Hemos comido tantos postres pre-navideños, que si bien todavía no es navidad eran lo suficientemente grandes para dejar lleno a Santa Claus. No veo la hora de ver las monstruosidades del 25, estoy algo curioso por saber cómo serán. Mi mamá me dijo que harían recetas con nutella, porque no es un secreto que la amo.

Estas fueron tres curiosidades de las navidades italianas que he notado hasta ahora. Cuando regrese de Vietri el 27, es posible que escriba para contarles más detalladamente acerca de los diciembres en Italia.

Cambiando de tema, aprovecho esta entrada para contarles que, ¡el 02 de enero viene Sofi a Bari! Sofi es una de las ticas con las que vine a Italia en septiembre, una buena compañera con quien reír. Viene por 3 días, llegando el 02 y yéndose el 05. Como mi hermano está fuera de Italia decidimos aprovechar para que ella pudiera visitar mi ciudad y así conocer nuevas cosas. Mi familia está emocionada y haremos un postre para que cuando llegue pueda tener una buena bienvenida. También, le conté a María Teresa (mi contacto personal de Intercultura, la mejor del mundo) e inmediatamente me dijo que quería conocerla. Me propuso también visitar Alberobello, una ciudad la cual ni siquiera yo he conocido. ¡Será una experiencia increíble! Haremos nuestro mejor esfuerzo para que Sofi pase un buen rato aquí en Bari, aunque de cualquier manera, ¿cómo podría no gustarle? Bari se ha ganado mi corazón, y sé que se robará también el de ella.

Mi primera navidad sin tamales, pero no sin Costa Rica. Qué orgullo ser tico.

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